Gracias a la investigación dirigida por el Dr. Víctor Pacheco jefe del Departamento de Mastozoología del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y participaron Raisa Cairampoma y Alicia Vasquez, miembros del Departamento de Mastozoología del Museo de Historia Natural – UNMSM; Alan Quispe de la Reserva Paisajística Nor Yauyos–Cochas, Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP); y Giancarlo Velezvilla de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemática de la Universidad Nacional Federico Villarreal.
El ratón Chinchillula sahamae es una especie de roedor grande que se caracteriza por el llamativo patrón de color de su pelaje, que es único entre los roedores sudamericanos. Éste se caracteriza por ser largo y suave, de color grisáceo a pardusco en el dorso, con lados y vientre de color blanco, cadera y nalgas también blanquecinas, pero con una banda negra transversal. Tienen también orejas grandes y una cola corta, generalmente bicolor.
Esta especie se encuentra distribuida en la región puna, al sur de Perú, en el norte de Chile y el oeste de Bolivia. En el estudio se reporta 17 nuevas localidades peruanas donde se ha registrado por primera vez la presencia de este roedor. Una de ellas corresponde al primer registro realizado en la Reserva Paisajística Nor Yauyos– Cochas y en el departamento de Junín, el cual amplía la distribución de esta especie en 370 km hacia el noroeste de Perú.
Se amplía también el límite altitudinal de distribución para este roedor. Se conocía que C. sahamae se encontraba entre los 3500 y 4800 m de altitud, en este estudio se ha registrado un espécimen a 5100 m, en el Área de Conservación Regional Vilacota Maure, en el departamento de Tacna, siendo este el registro más alto conocido para la especie.
Se conoce poco sobre el comportamiento de este roedor, debido a que habita lugares de elevada altitud que son de difícil acceso. Sin embargo, los investigadores lograron confirmar que estos roedores construyen nidos en roquedales, utilizando su propio pelo como material, a diferencia de otros roedores de la misma subfamilia Sigmodontinae, que construyen nidos utilizando principalmente materia vegetal.
Es importante destacar que el registro de Junín fue posible gracias al largo y continuo monitoreo que realizan los guardaparques del área natural protegida, lo que permitió que uno de los investigadores pudiera registrar en fotografías y videos a estos roedores en su nido.
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