En medio de los bosques nubosos del nororiente peruano, donde las montañas se funden con la Amazonía y la biodiversidad es desbordante, se esconde un antiguo complejo arqueológico rodeado de misterio: el Gran Pajatén.
Este conjunto de estructuras circulares de piedra, decoradas con enigmáticos frisos antropomorfos y geométricos, fue construido por la cultura Chachapoyas hace más de mil años. Aún hoy, su ubicación exacta permanece como un secreto bien guardado dentro de un área protegida que combina historia y naturaleza en perfecta armonía.
El Gran Pajatén no está solo. Se encuentra en el corazón de uno de los ecosistemas más frágiles y valiosos del país: el bosque montano o selva alta. Este entorno alberga especies únicas como el oso andino, el mono choro de cola amarilla y una sorprendente diversidad de orquídeas y plantas endémicas del Perú.
Desde 1990, este lugar ha sido reconocido como Patrimonio Mundial Mixto de la Humanidad por la UNESCO, por su excepcional valor tanto natural como cultural. Solo un puñado de sitios en el mundo posee esta doble distinción.
Hoy, el acceso al Gran Pajatén está restringido para proteger su riqueza arqueológica y natural. Es un recordatorio silencioso de todo lo que aún queda por descubrir y conservar en nuestro país.